Las recetas forman parte de la vida cotidiana, ya sea para un ama de casa o un chef reconocido, ellas estandarizan los procedimientos y estructuran la manera de realizar un plato. Parece sencillo pero no lo es, existen fórmulas para que sean apropiadas por el público, por ello se abordó la Escritura de recetas y diseño de recetarios en este nuevo módulo del  V Máster de Comunicación y Periodismo Gastronómico de The Foodie Studies

La profesora, Yanet Acosta explica de principio que el apéndice o índice marca la pauta de un recetario. Se pueden organizar por ingredientes o tipos de ingredientes (carnes, aves, peces, entre otros), por tiempos (primer plato, segundo plato, postres), por el momento del día (desayunos, almuerzos, cenas), por cronología (se basan en su fecha de creación, o en el tiempo que aparece en la vida del chef), por menús, mixto (estilo francés que abarca caldos, salsas, entre otras), por el gusto (dulces y salados) o por grado de dificultad.

El recetario según la especialista debe estar escrito en un lenguaje que pueda ser entendido por la mayor cantidad de personas. Aunado a esto debe ir la fotografía, tan importante como el texto en un recetario, una buena receta cuenta con estos dos atributos.

En esta clase se abordaron formas de cómo escribir una receta. Éstas pueden ser hechas como un texto continuo, de manera bifásica (primero los ingredientes y luego la elaboración), segmentada por elaboraciones (separada por elaboraciones individuales y al final modo de presentación o acabado), paso a paso (hecha de forma metódica por acciones para lograr el plato, puede ir con o sin fotos), de manera descriptiva o literaria.

Unos detalles que complementan las recetas son la cantidad o raciones, nivel de dificultad, una introducción que la complemente (historia o versatilidad de la misma), utensilios, datos nutricionales, algunos tips, armonizaciones o maridajes, tiempo de elaboración, dificultad o notas de salud.

Para estructurar una receta, se debe primero escribir un título que sea sencillo, entendible, descriptivo, seductor y que sirva para posicionarse (si se escribe para la web), luego una entradilla creativa que cuente la historia de la misma, las sensaciones que produce, o que describan de donde provienen sus ingredientes.

Le sucede el listado de ingredientes, siempre debe ser específico (unidades, medidas, cucharas, tazas) sin olvidar nada, ni siquiera la cantidad de sal. Lo complementa las instrucciones que se escriben en un tiempo verbal adecuado (infinitivo, imperativo o en la 2da persona del singular), es importante no cambiar la forma del estilo. Debe contar además con los procesos descritos de forma sencilla, explicar con precisión cada paso y escribir los utensilios sin nombres de marcas comerciales.

Para estructurar un recetario, Acosta apunta a la realización personalizada de una selección de normas de estilo para escribir recetas. Indicando el tiempo verbal y detalles que homogeneicen el estilo, esto para lograr que sea coherente y entendible por la mayor cantidad de personas.

Pero es probar, en ensayo y error, por quien la realiza, quien la escribe o un tercero lo que logrará que la receta sea un éxito y no tenga falla. La prueba permite que sea escrita lo más precisa posible y que se replique o viralice por el público en general.

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