Soy de un lugar donde el calor reina los 365 días del año, marcado por el saqueo de piratas en el siglo XVIII y por un lago lleno de historias que contrasta con una urbe bulliciosa, casi infinita, que ha desarrollado su paladar en tres siglos.

Quedan unos pocos esbozos de nuestra gastronomía autóctona. Sólo algunos ingredientes componen nuestros platos con aportes de europeos y africanos, pero es esa mezcla la que nos hace diferentes.

En el primer módulo de este V Máster de Comunicación y Periodismo Gastronómico de The Foodie Studies, hemos descubierto cómo los ingredientes gracias a siglos de conquista y dominación han compuesto las cocinas locales a nivel mundial. La papa, el tomate y el maíz son parte de la gastronomía italiana, los ajíes o pimientos de la coreana y siembras como la de la caña de azúcar en centro y Suramérica dibujan un paisaje globalizado antes de la globalización.

La aventura de la gastronomía por el mundo continúa en este primer tema, la historia del café, del arroz, de la papa o patata hasta del té es la nuestra, llena de guerras, de dominación, expansión, y, también, de mucho sabor.

El Nuevo Mundo lleno de ingredientes  y una despensa única jamás pensada antes de Colón ofreció nuevas posibilidades a Europa, quienes en su afán de crecer crearon técnicas, y espacios como los restaurantes para así llenar el alma y por supuesto el cuerpo.

Francia fue el primer propulsor de una nueva manera de hacer las cosas en la cocina, gracias a ellos el mundo habla de crítica gastronómica, de gourmands, salsas bases y pare de contar.

En mi país, Venezuela, fue tal el auge de la burguesía francesa por la opulencia gastronómica, que uno de nuestros presidentes en las décadas finales del siglo XIX convirtió las calles de la capital en una pequeña Francia. Estas influencias quedarían arraigadas hasta los años 80´s.

De lo más interesante que cuenta este primer tema es el aporte de nuevos utensilios y técnicas a la gastronomía como Pierre La Varenne, el servicio de Francois Vatel y unos de los que realmente me resultó interesante “La Fisiología del gusto” de J.A. Brilliant-Savarin. Entre las clasificaciones que realiza, los tres estadios por los que atraviesa el sentido del gusto: «la sensación directa o primer golpe de boca, la sensación completa o lo que denominaríamos retrogusto y la reflejada o “juicio del alma”, es decir, la emotividad que provoca”, asegura en los apuntes nuestra profesora, la periodista gastronómica y escritora Yanet Acosta.

Un discurso interesantísimo que hasta hoy está vigente a pesar de las redes sociales y los smartphones que colman el entorno cada día, una valiosa lección para periodistas de gastronomía, foodies y todo aquel amante de analizar lo que come.

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