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A pesar del frío que caminaba lentamente por las calles de Estambul en enero, uno no se resigna a no probar las maravillas que su comida callejera puede ofrecernos. Y no es algo que sólo sea objetivo de los miles de turistas que uno por sus calles, bazares, puentes,… sus puestos de comida callejera son frecuentados en gran mayoría por los habitantes de esa gran metrópoli, que saben que en esos puestos se come muy bien y muy barato.
Una de las delicias que tuve ocasión de disfrutar una mañana después de probar el que fue sin duda el mejor zumo de naranja de mi vida (como no, en un puesto callejero mezcla de churrería ambulante y caseta, ubicado en una calle perpendicular al puente Gálata) es el ‘balik ekmek’: un filete de pescado recién capturado desde las orillas del puente Gálata acompañado de lechuga, cebolla y un chorro de limón. Todo ello dentro de pan turco.
La frescura, la sensación en boca de esos sabores combinados, el comerlo en la calle junto a pescadores, paseando por el puente, las miradas cómplices de aquellos que estamos degustándolo, el ambiente alrededor de los pequeños puestos que te preparan y venden esta delicia de comida callejera por 2€ creo recordar no tiene precio.
Aún bastante más pequeño era el carrito de un hombre que, situado casi en frente del puesto que tenia el mejor zumo de naranja, vendía dos especialidades que él, en inglés, aclaraba a los extranjeros: ‘sweet or salad’. ‘Sweet’ era un estupendo bocadillo con praliné, nata agria y algo de aceite de oliva. Era la delicia de los que disfrutamos el dulce. ‘Salad’ definía a un bocadillo con tapenade, fiambre y una especie de queso fresco. ¡Deliciosos los dos! ¡Y por 50 cents. de € cada uno!
Las roscas de pan con sésamo también tuve ocasión de degustarlas al salir del Bazar Egipcio. Perfuman las manos y engatusan al estómago. Con el frío de enero entran mucho mejor.
Entiendo que la comida callejera servida en gran afluencia puede ser causa de problemas sanitarios. Pero sé que es un nexo de personas, una experiencia que ayuda a transmitir cultura, educación entre otras cosas. Y en España es intolerable que lo más conocido que se puede asociar a ‘Street food’ sean los churros a los que no les hago de menos, pero sería mejor mostrar que nuestra cultura gastronómica es una de las más ricas, más sanas, y con mayor diversidad cultural.
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