Hay una frase popular que reza: “La comida entra por los ojos” y otra que esboza “Una imagen vale más de mil palabras”, es por eso que en el módulo de Escritura de recetas y diseño de recetarios se profundizó además en la fotografía gastronómica con el especialista Jorge Gutiérrez en este  V Máster de Comunicación y Periodismo Gastronómico de The Foodie Studies

El fotógrafo ofreció algunos consejos que van de la mano con la escritura de recetas. Porque en la gastronomía, la imagen y el texto complementan un binomio perfecto.

Para Gutiérrez la iluminación es importante, ya sea natural o artificial, debe ser el principio para una buena fotografía gastronómica, es por ello que utilizar la luz natural o del sol que entra por una ventana al frente de un plato ayuda  a eliminar sombras y a suavizar los colores.

La luz artificial también permite obtener buenos resultados, ya sean a través de flashes que ayudan a ajustar su potencia o de luz continua, siempre se usa con dispositivos que emitan luz blanca y que se puedan regular.

El especialista incluye además a los reflectores y difusores de luz. Los difusores sirven para modificar la dureza de la luz. Una iluminación dura es aquella que produce sombras muy pronunciadas, algo que en el caso de la fotografía gastronómica no es conveniente, por ello puede usarse sábanas, papeles translucidos o soft boxes que difuminen la luz y la suavice.

Mientras los reflectores permiten dirigir la luz en la dirección que se desea con el objetivo de quitar sombras.

Para Gutiérrez, en la fotografía de comida se recomienda que la fuente de luz (ya sea natural como artificial) esté situada detrás del plato. Esto es así porque con esta disposición se consigue resaltar las texturas y las siluetas de lo que se fotografíe y también se evita que el frontal reciba mucha luz, lo que genera falta de volumen.

En el caso de la colocación de la cámara es necesario tener en consideración la perspectiva que se obtienen dependiendo de su ubicación. Para lograr el plano cenital, la cámara se coloca arriba, sobre la mesa de trabajo y es ideal para preparaciones con forma redondeada, como pizzas o sopas. Desde la vista del comensal, quizás la más utilizada en la fotografía de recetas, la cámara se coloca a 45º grados y a ras de mesa, ideal para preparaciones con volumen y también para bebidas.

Mientras que los planos más utilizados son el plano general, que da importancia al contexto y al entorno, el  plano medio, que permite que la receta adquiera más importancia en la imagen, ya que el plato es lo principal, y el primer plano, es el que se acerca a la comida, ideal para resaltar texturas, transparencias y detalles.

La composición también conforma el entramado perfecto en la fotografía gastronómica. Los elementos deben situarse de tal manera que no resten importancia a la comida y que creen una composición armónica, natural y equilibrada.

Gutiérrez destaca la regla de los tercios, que consiste en dividir el fotograma en tres tercios (tanto horizontal como verticalmente) mediante dos líneas horizontales y otras dos verticales. Es importante ocupar dos de los tercios para lograr el centro de la vista o el punto de enfoque.

También puedes pensar en la utilización de la regla de los triángulos, ya que es una forma geométrica muy interesante para el ojo humano y porque con esta técnica, el espectador recorre toda la imagen con la mirada.

Mientras que con respecto a los colores, indica que se debe cuidar que no se anulen unos a otros o sean demasiado estridentes. Esto desvía la atención hacia lo verdaderamente importante: la comida, por eso  recomienda el uso de colores complementarios, los que están opuestos en la rueda cromática, o distintos tonos del mismo color.

Si quieres saber más sobre nuestra formación The Foodie Studies escríbenos a info@thefoodiestudies.com