El periodista Albert Molins, ponente invitado a la segunda sesión del IV Congreso de Comunicación y Periodismo Gastronómico de The Foodie Studies dedicado a Hablar de beber, aseguró en su intervención que «el alcohol encierra muchas contradicciones y por eso es tan difícil de comunicar».

Molins admitió sobre el alcohol que «no hay dosis segura, es tóxico, cancerígeno y aditivo, pero es profundamente cultural». El periodista, quien siente una pasión especial por el vino y por la gente que lo elabora, afirmó que el uso recreativo del alcohol está unido a sus orígenes.

Sin embargo, mostró su contrariedad porque considera que los jóvenes consumen alcohol en general con la única intención de «colocarse». Añadió que su ánimo no es caer en el puritanismo pues son muchas las ocasiones en las que él mismo se ha acercado al bar con la intención de «escapar» de un mal día, pero mostró su frustración por no conseguir contagiar de la cultura del vino a sus propios hijos.

«Este mundo se cuenta mal por exceso de tecnicismos y de romanticismo», agregó y criticó esa imagen que muchos divulgadores ofrecen del vino como ostentación, así como la postura mercantilista de la hostelería ante la venta de los vinos por copas.

Con respecto a su experiencia en la mesa sin alcohol, Molins fue tajante: «No voy al restaurante si no puedo beber vino». Entre sus recomendaciones, alejarse del alcohol y de otras sustancias adictivas en situaciones de mala salud mental y respetar al que no beba.

Sobre la mesa de debate, algunos congresistas dejaron la idea de la necesidad de la madurez para disfrutar de bebidas como el vino.

La animada charla con Albert Molins y la participación de los congresistas se puede escuchar completa en:

 

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