En Tailandia la comida está en la calle. Desde el desayuno hasta la cena, siempre hay un puesto al paso por la acera más próxima. Sin embargo, el día en el que la comida en la calle es toda una celebración es el domingo. En Bangkok, los mercados relucen y las familias y amigos se reúnen al pie de la calle a celebrar el día de descanso con unos pad thai, un pescado a la brasa o unos bocados dulces.
En Bangkok, la mañana del domingo se puede pasar en uno de sus mercados flotantes, el de Taling Chan. Se extiende por la zona pantanosa que fue germen de esta ciudad ahora superpoblada y modernísima. Merece la pena detenerse en los puestos a la orilla de los canales para probar los langostinos a la brasa hechos por una señora en su barcaza. Para los más atrevidos, siluros asados o finas ensaladas para dejar entrar el frescor matinal. En tierra, coloridos bocados dulces y salados llaman la atención para terminar con este recorrido.
No obstante, el mercado de domingo por excelencia en la ciudad de Bangkok es el gran mercado de Chatuchak. Es el mercado más grande de Tailandia y entre sus 15.000 puestos se puede encontrar de casi todo, incluido, por supuesto, comida y bebida. Lo más sorprendente es encontrarte mientras paseas entre puestos de venta de tallas de madera, ropa ligera o esculturas de bronce, ¡un chiringuito de paella española! La comida en la calle en Tailandia es realmente asequible, pero hay excepciones, y este plato «exótico» y que tanta fama ha dado a España, es una de ellas.
Pero no hay que llegar hasta Chatuchak para disfrutar de la comida callejera del domingo. En muchos distritos de Bangkok cierran al tráfico algunas de sus calles y tenderetes improvisados con toda suerte de distracciones (incluidos un lechón y varios cabritos a los que puedes amamantar con un biberón por un euro al cambio) toman el asfalto. También mesas en las que esperar turno para sentarte a disfrutar de uno de los platos más habituales: los fideos de arroz salteados con verduras y gambas, los pad thai.
Entre semana el lugar más atractivo para disfruta una cena es Chinatown. A partir de las siete de la tarde acceder a sus principales calles en coche es meterse en un atasco, porque la gente abarrota las aceras y el asfalto en busca del mejor y más barato marisco a la brasa de la ciudad. Sin embargo, también se puede disfrutar de otras exquisiteces o, por lo menos, rarezas para el paladar occidental. Entre los puestos destaca el de una fruta exótica con la fama de ser la más apestosa del mundo como el durián. Una señora, sabia en la apertura del durián, elige con precisión el que está en el punto óptimo para después despiezarlo y ofrecer al comensal de la calle el trozo de la carne del fruto que desee.
Y vuelve a llegar el sábado. Todos preparados para la celebración del domingo, pero qué mejor antesala que quedar con los amigos en un tenderete con mesas y muchas cervezas en medio de dos calles, con la música a tope y una de las más deliciosas hot pot u olla caliente con verduras y carne que se pueda imaginar, hecha con esmero y felicidad por una camarera. Esa felicidad que te hace cenar dos veces para festejar esta cosmopolita ciudad, Bangkok.
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