¡Hola! Ya estamos en la recta final del Máster de Comunicación y Periodismo gastronómico, de The Foodie Studies, en el módulo de Escritura de Recetas y Diseño de Recetarios.
La ilusión por escribir un libro de recetas puede nacer de la idea de registrar los recuerdos de los almuerzos o meriendas que preparaban nuestras madres cuando íbamos al colegio, o de recopilar las recetas que nos gustan de algún chef, pero lo cierto es que existen muchos libros de recetas y con Internet mucho más, donde parece que ya estuviera escrito todo. Así que lo más recomendable es intentar sumar un punto vista distinto al tradicional recetario e ir más allá del orden de los platos, desde las entradas, principales y postres.
En la clase vimos diferentes tipos de recetarios, en los que nos podemos inspirar para sacar nuevas ideas, por ejemplo, recetarios con textos literarios, gastronómicos e historias personales como el libro “Afrodita” de Isabel Allende, el libro “Cocina Árabe, recetas y relatos” que nos explica el desconocido para muchos mundo árabe, o el recetario biográfico de la chef María Marte «Soñar, luchar y cocinar», en la que cuenta pasajes de su vida y las recetas que la acompañan desde la niñez, en su natal República Dominicana, hasta llegar a España y sus comienzos como friegaplatos hasta convertirse en una de las mejores chefs del mundo.
El lenguaje es otro factor a tener en cuenta. En la mayoría de recetarios que yo recuerdo suelen ser redactados con verbos en infinitivo, es decir, tales como cocer, pelar, freír. Según indica Yanet Acosta, profesora de este módulo, los recetarios han ido evolucionando y no todos son iguales, un buen número de recetarios tiene un lenguaje más cercano al lector y son escritos en imperativos en segunda persona “tú”, es decir, corta, pela, fríe.
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