Podríamos considerar la novela negra gastronómica o gastro noir como un género dentro del género. Es decir, dentro de la novela policiaca se puede encontrar una más específica en la que el ambiente es gastronómico, bien porque se desarrolla la trama entre fogones o porque la manera de desentrañar un caso es a través de la gastronomía o porque sus personajes son cocineros. Desde 2012 se conceptualiza este subgénero aunque la búsqueda de lo gastronómico en la novela negrocriminal la había inaugurado Montse Clavé de la mítica librería Negra y criminal en Barcelona con un recetario literario.
La novela negra gastronómica nació con Nero Wolfe de Rex Stout, quien escribió 33 novelas —entre ellas Demasiados Cocineros— entre 1934 y 1979, la mayoría ambientadas en la ciudad de Nueva York, y en las que la comida siempre está presente. Le sigue el inspector Maigret de Georges Simenon, quien popularizó la idea del investigador gourmet entre los años 60 y 70 del siglo XX, y que luego consagró en España Manuel Vázquez Montalbán con Carvalho.
Entre ambos hay otras novelas negras gasronómicas que tuvieron mucho éxito, como Están matando a los grandes chefs de los estadounidenses Nan Lyons y su pareja Ivan, quienes escribieron algunas otras obras siguiendo este estilo de novela de asesinatos en un esceneraio gastronómico con una dosis de humor.
A esto se suman las novelas del marsellés Izzo en los 80s con su trasfondo social y aromas de cocina migrante y tradicional. En los 90s llegan las novelas de los seguidores de Vázquez Montalbán: el italiano Camilleri con Montalbano y el griego Markaris con el inspector Kostas Jaritos.
En 2011 regresa con fuerza la tendencia de la novela negra gastronómica con la publicación de El chef ha muerto de Yanet Acosta, en la que se sigue la estela de Vázquez Montalbán, tomando la crítica social y política, el escenario culinario y el sentido del humor como ingredientes de un tipo de novela en la que el trasunto criminal también es gastronómico.
Ese año también se publicaron Gran Soufflé de Lola Piera y Fabada a muerte de Falsarius chef, pseudónimo del ya fallecido Nacho Moreno, así como Un detective en la cocina, una autoedición en 2013 de Fernando García Ortuño.
En 2014 aparece Un cadáver entre plato y plato del alemán Tom Hillenbrand y en 2015 aparece la primera novela negra gastronómica de Xabi Gutiérrez, el Aroma del crimen. Xabi, que ya era escritor de recetarios y en aquel momento mano derecha de Arzak, ha publicado otras siete novelas más (la última en 2022).
El Antropófago del escritor y periodista gastronómico Saúl Cepeda, que además recibió el Premio Benito Pérez Armas de Novela en 2021 puede incluirse en este abanico amplio de novela gastronómica. Ese mismo año se incorpora a este tipo de novela gastronómica José Francisco Alonso con Pisto a la bilbaína, la primera de su investigador, un profesor de filosofía apellidado Loizaga que encuentra en la comida ingerida por los criminales su fórmula de resolver casos. Al año siguiente se publica en Argentina Mordiendo en el vacío de Juan Pablo Cantini con un crítico gastronómico como protagonista.
En este 2024 se espera además de Muerte en 3 texturas de Cristian Schleu que acaba de presentarse en el Festival de Novela Negra Tenerife Noir, otra novela de Alonso titulada Café cortado que sale este mes de marzo y en abril se estrenará en el género Cristina Silva, una de nuestras alumnas del Master de Comunicación y Periodismo Gastronómico, con la novela La nariz de oro.
Escritura de ficción inspirada en la gastronomía o gastroficción es una de las asignaturas de nuestro Master de Comunicación y Periodismo Gastronómico, y la imparten autores de novela como Xabi Gutiérrez y José Francisco Alonso y escritoras de relatos y novelas como Yanet Acosta y Lena Yau.
Si estás interesada/o en nuestro Master de Comunicación y Periodismo Gastronómico para desarrollar un proyecto literario y gastronómico escríbenos a info@thefoodiestudies.com