Comunicación académica para el III Congreso de Comunicación y Periodismo Gastronómico. Relectura gastronómica publicado en la revista de divulgación científica The Foodie Studies Magazine. (Versión con bibliografía y notas al pie en PDF).
Por Pía Molina
Resumen
Este artículo se centra en el estudio de los elementos gastronómicos que caracterizan a la protagonista de Kitchen y el objetivo es el análisis del mundo narrativo gastronómico de la obra para lo que utilizo una metodología de análisis y relectura a través de la que obtengo numerosos ejemplos de cómo el lenguaje culinario en esta obra forma parte fundamental del relato.
Palabras clave
Banana Yoshimoto Gastronomía, novela
Abstract
This article focuses on the study of the gastronomic elements that characterize the protagonist of Kitchen and the objective is the analysis of the gastronomic narrative world of the work for which I use a methodology of analysis and rereading through which I obtain numerous examples of how the culinary language in this work is a fundamental part of the story.
Key words
Banana Yoshimoto Gastronomy, novel
La literatura contemporánea japonesa está llena de referencias a la gastronomía, por lo que no es extraño que los personajes compren, vendan, cocinen, coman y/o compartan comida en un sinnúmero de situaciones. Existen estudios dedicados a este tema en particular y obras literarias en las que la comida se presenta como un elemento central, como Kitchen (1987) de Banana Yoshimoto (Tokio, 1964).
La comida en Japón ha sufrido las transformaciones que iba viviendo su sociedad: cambios radicales durante la Reforma Meiji (1868), escasez durante las guerras y el periodo de entre-guerras (primera mitad del siglo XX), abundancia durante la burbuja económica (década de los ochenta) y una sobreoferta en la actualidad que supera todos los números mundiales.
A partir de mi interés en la literatura y la comida japonesas, decidí integrar mis dos objetos de estudio para analizar qué función cumple la gastronomía en la literatura japonesa actual, partiendo de los estudios de la literatura desde un punto de vista narratológico (concepto de personaje) y semiótico-estructuralista (la comida como signo).
La comida es una forma de expresión que se convierte en la vía principal mediante la cual los personajes, dentro de la obra, se relacionan con el mundo. Se trata de personajes que viven en una sociedad en la que no encajan del todo, ya sea por haber sido abandonados, por no encontrar su lugar o por sentirse cómodos donde no deberían estar según las normas sociales. La ficción, al buscar la verosimilitud en las historias retratadas utiliza los elementos culinarios con varios fines, por ejemplo facilita la expresión de una amplia variedad de sentimientos como amor, nostalgia, felicidad, tristeza, simpatía, antipatía, etc. Además, la comida “no es solo una colección de productos, merecedores de estudios estadísticos o dietéticos. Es también, y al mismo tiempo, un sistema de comunicación, un cuerpo de imágenes, un protocolo de usos, de situaciones y de conductas.” (Barthes, 1961, p.15). Esta manera de acercarnos a la comida buscando sus posibles significados, nos ayuda a entender su función dentro de la novela.
Objetivos y metodología
Este trabajo se centra en el estudio de los elementos gastronómicos que caracterizan a la protagonista de Kitchen, Mikage Sakurai, y el objetivo es el análisis del mundo narrativo de la obra, cuando los personajes se disponen a consumir comida de cualquier forma, o al hacer referencia a la comida a través de recuerdos o para describir a otros personajes, evocar momentos del pasado, espacios en los que se relacionan los personajes; es decir, identificar la función de la comida en una novela japonesa contemporánea, partiendo de la idea de que el lenguaje culinario, dentro de una obra, contribuye a la caracterización de sus personajes. Por lo tanto, se pone atención al lenguaje culinario dentro del texto, se intenta reivindicar los estudios sobre la gastronomía en la literatura como un elemento que merece atención, ya que el uso de la comida en la literatura deviene en una manera de comunicarse.
El filósofo francés, Roland Barthes (1961), hace un cuestionamiento sobre lo que en realidad significan los alimentos y cuál es su función dentro de la sociedad: “¿qué es la comida? No es solo una colección de productos, merecedores de estudios estadísticos o dietéticos. Es también y al mismo tiempo un sistema de comunicación, un cuerpo de imágenes, un protocolo de usos, de situaciones y de conductas”, que desde el punto de vista literario, también se puede utilizar para entender un personaje o la sociedad retratada en una narración literaria.
Siguiendo a Yanet Acosta (2013), escritora y periodista gastronómica, quien identifica varias funciones de la gastronomía dentro de la literatura, para este análisis se utilizarán algunas de ellas, por ejemplo: “Identificar al personaje por lo que come y cómo lo come y eso es parte de la caracterización, la comida nos dice sobre el personaje más de lo que realmente pensamos”. Otra función que podemos observar es que “la gastronomía también es una herramienta habitual para identificar los estados de ánimo de los personajes, una señal de su humanidad”. Asimismo, “en ocasiones la gastronomía es el recurso idóneo para ambientar la acción de una novela. Ya puede ser un bar, un mercado o una cocina”. Y, por último, una manera de utilizar el lenguaje culinario para referirse a la realidad sucede cuando utilizamos la expresión “dejar un sabor de boca”, Acosta aclara que “esta frase es muy típica y es que las novelas dejan siempre un sabor de boca. En muchos casos está relacionado con algún recurso gastronómico o no que aparece a menudo en la novela y que se relaciona con el final de la misma”.
Análisis y resultados
Mikage Sakurai, la protagonista de Kitchen, es una mujer que está sola, debido a las circunstancias; es huérfana y su abuela, el único familiar que le quedaba, acaba de morir. Mikage confiesa desde el principio diciendo: “Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa de quién ni cómo sea, o en cualquier sitio donde se haga comida, no sufro. Si es posible, prefiero que sea funcional y que esté muy usada.” (p.7). La comida como refugio y alivio.
Tomoko Aoyama (2010), estudiosa de la gastronomía y la litertura asiáticas, describe al personaje principal de Kitchen de la siguiente manera: “Mikage tiene una pasión por la comida –comida que no es ni cara ni extraña–, solo simples y ordinarios vegetales y platos como el katsudon. Ella cocina no porque tenga que hacerlo ni por obligación, sino más bien para su propio placer y el placer de su familia adoptiva: Yuichi y su madre transexual, Eriko”. (p. 180).
Kitchen es una historia en la que el amor está implícito, pero no se concreta. Existe una fuerte relación entre la narradora-protagonista de la historia y el personaje masculino que es su amor platónico. Cuando muere la abuela de Mikage, la familia Tanabe, que era muy cercana, la acoge en su casa; al ver su cocina, ella exclama: “Me enamoré solo con verla.” (p.18) y ese amor no solo es por lugar sino, también, por los que lo habitan. El tema principal de esta historia es el amor imposible, que se siente pero que nunca se llega a confesar, queda flotando en el aire, hasta el final. Existe una idealización del silencio, con el concepto de chinmoku, que en la cultura japonesa es más importante lo que no se dice o se pone mucho cuidado en las palabras; al no expresarlo hablando directamente, ese amor se intensifica y crece cada vez más y se demuestra a través de gestos como cocinar o regalar comida.
Cuando se muda a la casa de los Tanabe, Mikage se dedica a cocinar. Como ya lo explica Aoyama, ella prepara comida sencilla de todos los días: “Eriko comía contenta los huevos y el arroz que yo había preparado, junto con la ensalada de pepino.” (p.32). Para Mikage, los recuerdos de la abuela siempre son gratificantes y nostálgicos y, de alguna manera, relacionados con la comida: “Cuando era tarde, antes de volver, siempre compraba un pastel. Ella nunca se enfadaba si le decía que dormiría fuera ni por ninguna otra razón. Era una abuela maravillosa. Mientras veíamos la tele comíamos pastel, a veces con café, a veces con té japonés, y pasábamos el rato antes de acostarnos. Por más enamorada que yo estuviera, o aunque hubiese bebido sake y estuviese borracha, siempre, en el fondo de mi corazón, me preocupaba por ella, mi única familia”. (36-37).
El té y el café en esta novela son bebidas para compartir, se suelen consumir en compañía. Los personajes toman té y pasan mucho tiempo en la cocina, es un lugar de encuentro, no solo entre los personajes de la novela sino también entre las culturas oriental y occidental. Mikage, en su treintena trabaja, a medio tiempo, los demás personajes no la juzgan, pero ella se ve a sí misma de la siguiente manera: “Iba, por supuesto, todos los días a mi trabajo de media jornada y después, limpiando, mirando la tele y haciendo pasteles, llevaba la vida de un ama de casa.” (p.38). Claramente, un trabajo de medio tiempo no es visto como un trabajo profesional y dedicarse a cocinar, también se identifica con el trabajo de la casa, relacionado con lo privado, lo femenino y que no tiene mucho valor en el mundo laboral competitivo, más relacionado con lo masculino.
Existe una conexión entre Yuichi y Mikage que se va a expresar a través de la comida. Cuando ella sueña que Yuichi quiere comer ramen, sucede en la vida real: “—Me he despertado y tenía hambre, así que he pensado en… hacerme ramen o algo…” (p.72). Se trata de una comida japonesa de origen chino, barata y muy cotidiana en el Japón moderno; incluso, se está haciendo popular en todo el mundo, como el sushi. Mikage lo toma como una extraña coincidencia que implica una conexión entre los dos a través de una comida muy familiar, mientras cocina para él en “su cocina preferida”, la cocina de la casa de los Tanabe (p.73).
Esa cocina se convierte en un espacio crucial donde se desata su pasión, donde puede expresarse y demostrar amor a través de lo que prepara. “[…] No es raro que los atributos de los personajes, intencionadamente subrayados por la caracterización, se encuentren relacionados (por extensión o por contraste) con el espacio en que se mueven […]” (Reis, 1989, p.34), en este caso, la cocina. Al no poder expresar su amor abiertamente, Mikage cocina para Yuichi y más adelante menciona lo felices que se sentían en ese espacio íntimo.
La vida de estos personajes está marcada por la muerte. Cuando Mikage deja la universidad, a principios de otoño empieza a trabajar como ayudante de una profesora de cocina y se va de la casa de los Tanabe, después de haber vivido medio año allí (p.82). Poco tiempo después Eriko, la madre/padre de Yuichi muere asesinada en el bar en el que trabajaba. Se encuentra por última vez con Eriko en una tienda de conveniencia: “No podía dormir y salí a comprar unos flanes al Family Mart. Eriko estaba en la puerta, comiendo oden y bebiendo café en un vaso con las chicas de su bar, que en realidad eran hombres, después del trabajo.” (p.178). Mikage visita luego de mucho tiempo a Yuichi cuando le informa sobre la muerte de su madre/padre. Es un lugar que invita a la nostalgia: “Por un instante, apareció la cara sonriente de Eriko y me dolió el corazón.” Como Yuichi había quedado solo en casa: “Parecía que últimamente no habían usado aquella cocina. Estaba ligeramente sucia y opaca. Empecé a limpiarla. ¿Por qué amo tanto las cosas de la cocina? Es extraño. Las quiero como un anhelo lejano grabado en la memoria de la mente. Cuando estoy aquí, todo regresa al punto de partida y hay algo que vuelve a mí”. (p.100).
La cocina es donde Mikage va a dar rienda suelta a sus emociones y, a través de lo que prepara, expresar el amor que siente por Yuichi y a encontrar su pasión, ya que dedica todo el verano, mientras está en la casa de los Tanabe, a estudiar: “Cociné, cociné y cociné todo el verano con fervor. Invertí todo el dinero que ganaba con mi trabajo de estudiante, y cuando fracasaba lo repetía todo, en un arrebato de ira, nerviosa; o por el contrario, con amor, hasta que saliera bien. Recuerdo que, gracias a esas prácticas, comimos a menudo los tres juntos. Fue un verano estupendo”. (p.102). Cocinar para Eriko y Yuichi era una forma de mostrar su agradecimiento y el cariño que les tenía a los dos:
“Cociné para ella, que se ponía contentísima con cualquier cosa que preparaba, y para él, que glotoneaba en silencio. Tardé bastante tiempo en saber preparar algunos platos como tempura, tortillas con muchos ingredientes o platos con una presentación complicada”. (P.103).
Gracias a la práctica y la dedicación, Mikage encuentra un trabajo como ayudante de cocina para una chef muy famosa. Consigue su realización profesional a través de la comida, sin embargo sigue estando sola. La emoción de cocinar nuevamente para Yuichi se mezcla con los sentimientos de soledad, aunque comparten una comida y solo se tienen el uno al otro, siguen estando cada uno por su lado:
“Llegó una noche transparente, y empezamos a comer el banquete que yo había preparado: ensalada, empanadas, estofado, croquetas, agedashidofu, ohitashi, harusame to tori no agemono, kiev, cerdo agridulce, shumai…, una mezcla de comidas de diferentes nacionalidades pero no importaba. Cenamos sin prisa, bebimos vino y nos lo comimos todo”. (P.110).
La mayoría de platos, sin embargo, son japoneses, algunos con cierto grado de dificultad que muestran un personaje con habilidades culinarias, mucha motivación y ganas de aprender. Además, sensible hacia los sentimientos de los demás.
Por trabajo, Mikage tiene que hacer un viaje a Izu, entonces deciden ir a tomar té juntos, por primera vez en una cafetería: “Yuichi tomaba té Earl Grey, que a mí me desagradaba por su mal olor. Recordé que por las noches en su casa se percibía a menudo este olor, parecido al jabón.” (p.132). A Mikage le desagrada el té extranjero, claramente se ve su referencia por lo japonés. Después de ese encuentro, Yuichi decide alejarse de la ciudad por unos días. Mikage se ve con la amiga de Eriko, Chika-chan, en un restaurante de Sarashima, ella tenía algo urgente que decirle. Le da la dirección del hotel donde se está alojando Yuichi y le aconseja que vaya y se acueste con él. Ya en Izu, Mikage busca un restaurante y encuentra uno donde sirven un katsudon delicioso. Mientras espera llama a Yuichi quien se queja de estar en un lugar donde solo sirven tofu, que le parece comida de ancianos. Con esa confesión, Mikage piensa: “Es absurdo, pero en aquel momento no pude decirle con alegría que iba a comerme un katsudon, no sé por qué. Me pareció una traición. Quería estar hambrienta con él en su pensamiento.” (P.160). Así que pide un katsudon para llevárselo a Yuichi. “Salí del restaurante a medianoche, con el estómago lleno, y me quedé sola en la calle sin saber qué hacer con un paquete todavía caliente de katsudon.” (p.164). Impulsivamente, se sube a un taxi y decide ir a buscarlo. Al llegar al hotel, no le resulta fácil dar con la habitación de Yuichi, después de pasar varias vicisitudes, lo consigue:
“—Te traigo un katsudon. ¿Sabes? Estaba tan bueno que era hacerte una mala pasada comérmelo yo sola.” (p.174).
Mikage demuestra así su amor a través de la comida, aunque no lo haya preparado ella. El katsudon es una comida cotidiana que se suele comer en casa y es barata cuando se come afuera, pero se trata de un tipo de comida conocida como comfort food, ya que ingerirla te da la sensación de estar como en el hogar.
Una manera de declarar su amor de manera velada sucede cuando Yuichi le dice a Mikage: “¿Por qué me sabrá mejor la comida cuando estoy contigo?” A lo que ella responde: “¿No será que satisfago tu apetito y, de paso, el apetito sexual?” (P.178). Yuichi lo niega, aseverando que son como familia. Pero esta breve mención a la sexualidad relacionada con el alimento nos hace pensar en que el apetito que satisface Yuichi con la comida de Mikage no es solo el hambre propiamente dicha, hay algo más, aunque no lo acepte. En ese, su último encuentro, Mikage se siente satisfecha porque a pesar de la oscuridad estaban vivos y juntos, además de la alegría de compartir una comida deliciosa: “Yuichi comió el katsudon y yo tomé el té. La oscuridad ya no era muerte. Con eso bastaba.”(p.179). Yuichi reflexiona: “No volveré a comer un katsudon como éste en mi vida… Estaba buenísimo.” (p.180). Y se despiden en la novela con la certeza de que se volverán a ver.
Conclusiones
La comida, al erigirse como signo, está implicada en los procesos de comunicación que se observan en esta novela ya que se convierte en un vehículo de expresión y contribuye a entender cómo se relacionan los personajes ya que, a través de la comida se pueden concebir maneras de ser y estar en el mundo, en este caso el mundo narrativo.
En Kitchen, Mikage utiliza la comida para expresar un amor al que no tiene acceso y que, por un motivo incierto, no llega a suceder. Su pasión por cocinar la lleva a refugiarse en la cocina como un espacio seguro y confiable donde se siente plena y llena de confianza en la vida. Además, Mikage aprende a cocinar de manera profesional. Esta obra deja un final abierto, la posibilidad de que en un futuro ese amor llegue a concretarse, pero antes de terminarse el relato, ella comparte un delicioso katsudon con Yuichi, su amor platónico. Una comida cotidiana, que muestra cercanía entre las dos personas.
En definitiva, el lenguaje culinario en esta obra forma parte fundamental del relato, donde se puede conocer parte de la cultura gastronómica japonesa y constatar que, la comida como signo, caracteriza el mundo tanto exterior como interior de la protagonista de esta historia.
*Cita del artículo: Molina, Pía (2022). “Análisis sobre el papel de la comida en la novela Kitchen de Banana Yoshimoto”. The Foodie Studies Magazine, número 7, 2022-2023