La escritora Paloma Díaz-Mas aseguró durante su participación en el VIII Master de Comunicación y Periodismo Gastronómico que el periodismo gastronómico «no es algo frívolo y superficial» y apeló a que debería tener una función de reflexión moral. Para la autora de El pan que como (Anagrama, 2020), una novela de no ficción en la que reflexiona sobre las implicaciones de un acto tan habitual y cotidiano como sentarse a la mesa a comer, el periodismo gastronómico debe centrarse en su labor divulgativa.
«El periodismo gastronómico no se ha de dirigir solo a exquisiteces a hoteles y restaurantes estrellados, sino a una labor de divulgación de la comida en general, de sus propiedades, de los alimentos tradicionales, de las comidas del mundo, de la comida y la cultura, de las distintas culturas y sus distintas formas de comer».
En el encuentro con los estudiantes del Master de Comunicación y Periodismo Gastronómico, la escritora consideró el aprendizaje de la cocina como una necesidad básica —»como lavarse los dientes»— y reclamó un educación alimentaria en los colegios y no solo a través de los comedores escolares —que tienen mucho que mejorar—, sino también como una enseñanza propia en Alimentación que impida que las personas sean absolutamente dependientes.
«Sería fundamental en las escuelas enseñar a comer a la gente para que no se alimenten de mierdas insanas y para aumentar su autonomía. Una persona que no sabe hacerse su comida y que depende de otro o de comer fuera de casa es como si dijera que no se sabe limpiar y que necesita alguien que venga a que le duche o lavarse el pelo. Así como se enseñan las bases de la higiene o de las necesidades básicas como comprar un billete de metro, también se debería hacer con la comida. Hay que dar información básica sobre los ingredientes a los niños y enseñarles a comer de todo para que no todo sean comidas azucaradas. En los años 80s viví en Estados Unidos y la comida sabía dulce, porque todo llevaba un edulcorante. Ahora está pasando en España».
Esta formación que antes se recibía en casa o se transmitía de forma oral, ha desaparecido y así lo refleja la autora en su libro, quien asegura:
«Me escandaliza que hombres y mujeres no sepan hacer nada en la cocina, ni unos macarrones. Se ha roto la cadena de transmisión familiar y muchas generaciones nuevas cuya relación con la comida se reduce a lo que ya le proporcionan hecho. Todo el mundo debería saber hacer comidas sencillas».
El pan que como es una reflexión sobre nuestra relación con la comida y sobre cómo ha cambiado esta relación con los años. Todo ello contado a través de un hilo conductor: comer un cocido. Entre el ensayo y lo autobiográfico, esta narrativa de no ficción acoge también la crítica social a través de la gastronomía. Despilfarro de alimentos, la cantidad de animales que se matan para que su muerte no vale para nada, la crítica social, el reparto injusto de la comida, la explotación de muchos para el lujo de unos pocos.
«Esta novela no es una homilía ni una regañina, pero sí una invitación a la reflexión, aunque desde el optimismo. El libro está escrito antes de la pandemia y de estas nuevas olas de contagios. Desde el optimismo, desde la abundancia y la esperanza. Quizás ahora sería muy distinto».
Díaz-Mas que cuenta con una dilatada carrera como escritora (su primera novela fue publicada en 1973) aseguró que no está entre sus planes seguir escribiendo de gastronomía, aunque no se cierra en banda.
«De alguna forma es interesante que los escritores que no nos dedicamos a la gastronomía escribamos sobre la comida, pues no es exclusivo ni de una línea editorial ni de un tipo de publicaciones. La literatura gastronómica no es un coto de quienes hacen crítica gastronómica«.
El pan que como es un título alusivo a su admiración por la novela medieval y arranca con un agradecimiento general a los ingredientes y a quienes han hecho posible que la comida esté en la mesa y que en japonés se concentra en una palabra«Itadakimasu».
«Somos vasallos de los agricultores, de los transportistas, de las reponedoras, de las cajeras, etc. Tenemos una deuda con las personas que nos proporcionan el pan».
La escritora Paloma Díaz-Mas concluyó la clase recordando que «la crítica elogia lo que está consolidado en el canon, los parámetros reconocibles como de calidad» y felicitando al alumnado de este Master de Comunicación y Periodismo Gastronómico ya que «habéis elegido un periodismo con muchas posibilidades pero que muchas veces no es suficientemente comprendido».
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