El cocinero y propietario del restaurante El Bohío en Illescas (Toledo) y ahora uno de los conductores del programa televisivo MasterChef, Pepe Rodríguez Rey, asegura con convicción que este programa “es una experiencia única” y, tanto es así, que incluso se atreve a decir que si tuviera que pagar “lo haría”.
Dice que ya no es el mismo, pero que aún no sabe lo que ha cambiado, que lo verá con el tiempo y que no teme en absoluto lo que pueda afectar su imagen de “tío duro” en la televisión a su restaurante.
Tras el rodaje de uno de los 13 programas de esta temporada, habla al vuelo mientras toma un taxi que lo lleva de vuelta a su casa en Illescas.
The Foodie Studies: Tu imagen antes de entrar en este programa era la de un cocinero serio, pero muy amable, ¿es que la tele te ha cambiado?
Pepe Rodríguez Rey: En la televisión todos cambiamos.
TFS: ¿Y no temes que salga dañada tu imagen?
PRR: ¿Dañar mi imagen? ¿Qué imagen tenía yo? He salido de un mesón de carretera para hacer un restaurante con cierto nivel y ahora hago un programa de televisión.
TFS: No obstante, no es un programa realmente de cocina.
PRR: Claro que no. El lenguaje de la televisión es distinto y no se puede ver el plato desde que se comienza hasta que se acaba, porque para ello necesitas una hora. Este formato televisivo no es el de Karlos Arguiñano para hacer recetas. Es un programa donde prima la emoción.
TFS: Y, muchas veces, la emoción hecha llanto.
PRR: Hay muchos momentos en los que se te ponen los pelos de punta. Allí llora todo el mundo.
TFS: A veces te comportas peor que un crítico gastronómico.
PRR: El primer crítico de mi cocina soy yo. La diferencia es que el crítico escribe y yo no. Sin embargo, mi vida gira todos los días en torno a la cocina. Pienso en ella 14 horas diarias y hasta mis viajes y vacaciones son gastronómicos. Además, me acuesto todos los días con un libro de cocina.
TFS: ¿Obsesión?
PRR: Los cocineros somos los que hemos hecho avanzar la gastronomía en España y sin Ferran Adrià no existiría el periodismo gastronómico que hay hoy en día.
TFS: Bueno, también ha aportado mucho el periodismo gastronómico.
PRR: Desde luego, cada vez se cuida más lo que se escribe.
TFS: Aunque muchos críticos seguro que no superarían las pruebas.
PRR: Ni muchos cocineros tampoco. Es mucha tensión trabajar con 10 cámaras delante y tener solo tres minutos para tomar la decisión de qué productos escoger para cocinar. Así que muchos cocineros tendrían dificultades para ganar las pruebas de MasterChef.
TFS: ¿Contento con la evolución del programa?
PRR: La audiencia está funcionando y es un programa que se construye poco a poco, así que solo falta su consolidación. Cuenta con gente muy profesional, con mucha delicadeza en el tratamiento, porque yo de tele no sé nada. Así que muy contento.
TFS: Hay quien lo critica.
PRR: Los que desde el primer programa querían verlo todo y se trata de un programa que va poco a poco. Además, en España sigue existiendo un complejo con la cocina, porque este formato ha funcionado en todos los países en los que se ha rodado como Francia o Inglaterra. Pone en valor muchos aspectos, muchas partes de España y en él intervienen cocineros de la talla de Paco Torreblanca, Pedro Subijana, Dani García, Joan Roca o Andoni Luis Aduriz.
TFS: ¿Y con los concursantes?
PRR: Van evolucionando. Tienen mucha fuerza y ganas de superarse.
TFS: ¿Intuyes quién puede vencer?
PRR: Desde el primer día crees tener la intuición de que podría ser uno u otro, pero al ver los avances es difícil saberlo.
TFS: ¿Y qué opinas del programa de Chicote?
PRR: Pesadilla en la cocina no tiene nada que ver con MasterChef. Chicote está extraordinario, pero el formato no me gusta ni el de él ni el de Ramsay.
TFS: Y di la verdad, ¿has tenido que escupir algo de lo cocinado por los concursantes?
PRR: He probado cosas malas, pero no he llegado a ello.
TFS: ¿Qué te llevas de MasterChef?
PRR: Es pronto para valorarlo, pero lo que me llevo como experiencia personal es mágico. Así de grande.