Gente tomando limonada y naranjada napolitana copia

En Nápoles comer y beber por la calle es algo intrínseco a la ciudad y a sus gentes y se refleja a la perfección en el carácter de sus habitantes, gentes dinámicas, siempre en movimiento.

Toman su espresso —aromático, intenso, como solo en Nápoles saben hacerlo— al vuelo en un diminuto vaso de plástico, a veces, abrasándose los labios.

La pizza, el emblema de la ciudad, fritta (ripiena) o al forno, se come a portafoglio (doblada como si de una cartera se tratara). La mayoría de las pizzerie y friggitorie (freidurías) tienen una ventana a la calle para el que prefiera no sentarse. Así que muchos napolitanos se detienen un segundo e inmediatamente se ponen a caminar pizza en mano. Uno de estos lugares es la Pizzería Di Matteo (en via Tribunali), donde uno se puede llevar de paseo una excelente pizza frita rellena (de queso ricotta y pimienta) por solo 1 euro.

FOTO PIZZA FRITTA RIPIENA

Platos callejeros en extinción

En Nápoles, la comida en la calle tiene larga tradición y muchos han sido los platos hechos para comer en ella. Sin embargo, con el paso de los años y la estricta normativa impuesta por la UE, además de todos los impedimentos burocráticos del propio Estado italiano (compra de licencia de vendedor ambulante, problemas de colocación en determinadas calles porque los comerciantes prácticamente lo prohíben, etc.), se han ido perdiendo algunos de sus platos callejeros más clásicos o se han comenzado a vender únicamente en locales.

Esto ha pasado con la frittura di mare, que es ya muy difícil encontrar por la calle y que, en los restaurantes, muchas veces te la presentan como se vendía tradicionalmente, en un cuppetiello, es decir, en un cono de papel que absorbe la grasa.

DÍPTICO CUPPETIELLI Y CUPPETIELLO DE FRITURA DE MAR

Otro plato callejero en extinción es «o broro e purpo», es decir, el caldo de pulpo (hervido con pimienta, sal y un toque de aceite), de sabor intenso a mar, que continúa haciéndose aún hoy en restaurantes como A figlia d’o Luciano, en plaza Enrico de Nicola, cerca de Porta Capuana, pero que ya no se suele encontrar en puestos de venta callejeros.

En esta zona, Porta Capuana, se pueden degustar también excelentes frituras por la calle como las que ofrece la Antica Pizzeria Nolana: arancini (bolas de arroz empanadas y fritas), zeppole o aria fritta (especie de buñuelos de viento salados realizados con agua, harina, levadura de cerveza y sal), panzerotti (como croquetas pero de puré de patata con queso y perejil) y fritos de berenjenas y otras verduras.

DÍPTICO ZEPPOLE Y ANTICA PIZZERIA NOLANA

Los mangiamaccheroni

A los napolitanos les encantan las frituras en general, por eso puedes encontrar freidurías con ventanas de venta a la calle en todas partes. Una muy tradicional es la Pizzeria Vecchia Napoli, donde además de fritos y bocadillos de lo más variados ofrecen frittata di maccheroni (tortilla de macarrones), una forma de proponer pasta para llevar sin mayores complicaciones que sustituye a los antiguos puestos ambulantes de pasta. A los napolitanos se les llamaba mangiamaccheroni y esta tendencia no ha cambiado.

FOTO ANTIGUA MANGIAMACCHERONI

Desde donde se sitúa la Pizzeria Vecchia Napoli, en Montesanto, por las calles que descienden hacia via Toledo, se pueden ver gran cantidad de locales con oferta callejera: granizados de menta, limón, leche de almendras, pasteles de todo tipo, helados…

Incluso en la lujosa via Chiaia podemos encontrar coloridos puestos de venta de granizados.

FOTO PUESTO DE GRANIZADOS VIA CHIAIA

En el área del Lungomare (el paseo marítimo), una auténtica zona de recreo para los napolitanos, venden limonada, naranjada…

FOTO PUESTO DE NARANJADA Y LIMONADA

También ofrecen el típico algodón de azúcar de nuestros recuerdos infantiles, almendras garrapiñadas y palomitas.

FOTO PALOMITAS ALGODÓN Y GARRAPIÑADAS

El maíz a la brasa, al parecer, es bastante apreciado por estos lares.

DÍPTICO MAÍZ A LA BRASA

Y el coco, fresco, con fuentecita y todo, también es una tentación para los napolitanos.

FOTO FUENTE DE COCO

Evidentemente, la Nutella, en piadine o en crepes, no podía faltar…

FOTO PIADINE, CREPES Y NUTELLA

Y un plato especialmente curioso y que claramente viene de la tradición: ‘o pere e ‘o musso, es decir, patas y morro de cerdo mezclados con otros interiores y servidos con zumo de limón y sal.

DÍPTICO PERE E MUSSO

Hay, además, gran cantidad de comidas que, aunque no se vendan ya en puestos ambulantes, continúan degustándose por la calle como, por ejemplo, los taralli nzogna e pepe, es decir, una masa de harina, grasa de cerdo, almendras y pimienta horneada, los cuales hasta los años 90 se podían degustar por la calle. Napoli recuerda especialmente a un tarallaro, Fortunato, famosísimo vendedor ambulante de taralli que los llevaba en un carrito de bebé tuneado tapados con una manta para que se mantuvieran calientes. A él está dedicada una canción del napolitano Pino Daniele.

 Postres en ruta

También los helados, las sfogliatelle (pasteles de hojaldre rellenos de queso ricotta derivados de unos dulces dedicados a Santiago Apóstol [por eso su forma de concha] de proveniencia francesa y adoptados por las monjas del Convento de San Gregorio Armeno) e incluso los babà (bizcochos borrachos de ron o limoncello) se comen, en muchas ocasiones, por la calle.

FOTO DULCES Y GRANIZADOS

La novedad 

Y, una reciente (y nada ortodoxa) introducción, ¡las patatas fritas! Una auténtica fiebre de patatas fritas en cuppetiello invade la ciudad de Nápoles hoy en día.

FOTO PATATERÍA

No es casual que la serie de programas italianos Street food heroes, haya dedicado su primer capítulo a Napoli. A partir de dicho programa el crítico gastronómico Mauro Rosati ha escrito una Guida al cibo da strada italiano, una completa guía con todos los locales, por ciudades, de comida callejera tradicional.

Un motivo de esperanza más para la comida callejera italiana y mundial son los preciosos motocarros retro de Piaggio Ape convertidos en encantadores food truck, un clásico al servicio de una gastronomía económica, divertida y de calidad.

Más sobre la autora:  Lucía Vigón Menéndez, bloguera en Malasaña a mordiscos y Bocconcini.

Más posts sobre comida en la calle en el mundo elaborados por los profesores y alumnos del Máster de Comunicación y Periodismo Gastronómico y por colaboradores internacionales de The Foodie Studies.

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