Francia fue el primer país del mundo en prohibir a los supermercados tirar o destruir los alimentos que no vendieran, se estropearan estéticamente o estuvieran cercanos a la fecha de caducidad. En 2015 aprobó una ley —ratificada al año siguiente— mediante la que obligó a donarlos a organizaciones benéficas y bancos de alimentos.

Esta Ley impone multas de 75.000 euros para los supermercados que destruyan deliberadamente alimentos aún comestibles —algunos los rociaban con lejía— con el fin de evitar que sean recuperados por las personas que los recogen de los contenedores próximos a las tiendas.

La conciencia en Francia de este problema viene de largo. Una de las acciones que ayudó a concienciar a la gente fue el documental «Los espigadores y la espigadora» realizado por Agnes Vardá en el año 2000. A esto se sumaron movimientos urbanos y cívicos y finalmente políticos que impulsaron esta Ley, que este año se prevé reforzar.

Italia es otro de los países que aprobó una Ley contra el despilfarro poco después que Francia, en 2016. La Ley incentiva la donación por parte de productores y supermercados reduciendo impuesto y anima a los clientes de restaurantes a que se lleven a casa la comida que les sobra.

La chef y periodista Flavia Isla, residente en París nos cuenta que «a las 19 horas puedes ver cómo muchas personas esperan por fuera de los supermercados para recibir los alimentos que en dos o cuatro días ya no pueden venderse».

Flavia trabaja desde hace dos años en la iniciativa liderada por el chef Massimo Bottura el Refettorio de París, un lugar de reunión para los más necesitados, quienes son invitados todas las noches de lunes a viernes a compartir una cena de nivel de restaurante elaborada con estas donaciones.

«En el Refettorio trabajamos con los invendibles de Rungis, el banco de alimentos y muchos otros grandes productores que nos donan lo que no pueden vender por las fechas de expiración porque es fruta golpeada, etc. Luego nosotros debemos realizar un menú con entrada, plato y postre. La idea es que sea elaborado, equilibrado y hecho con amor, obviamente».

Manzanas al horno con crema a la vainilla y caramelo toffe elaboradas con manzanas recuperadas de Rungis elaboradas por Flavia Isla en el Refettorio de París.

El chef italiano ha intentado aterrizar en España con una propuesta similar, pero por el momento no ha cuajado. De hecho, en España no existe ninguna Ley en este sentido y por el momento, el Ministerio de Agricultura solo anuncia una campaña de concienciación que va dirigida a los consumidores.

Sin embargo, la mayor parte del desperdicio alimentario se produce en el mismo campo, debido a las exigencias de los compradores con respecto al aspecto de los alimentos. A este desperdicio se suma el de los supermercados y grandes superficies que retiran de sus lineales los productos que por estética o por estar próximos a su caducidad no encuentran salida fácil. Por este motivo, tanto el chef José Andrés como el escritor y periodista Martín Caparrós apostaron durante su participación en el I Congreso de Comunicación y Periodismo Gastronómico organizado por The Foodie Studies el pasado 20 de septiembre que sean los Gobiernos los que legislen la prohibición de este desperdicio.

 

 

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